Enrique Orchansky: “Estamos frente a una epidemia muy feroz de soledad infantil”

“Alimentarse no es suficiente para llegar a estar sanos y fuertes; alimentarse es estar con alguien y compartir, es estar en comunidad y sentirse a salvo”, nos explica el Pediatra Enrique Orchansky –

La depresión en los niños y adolescentes es un tema latente en nuestra sociedad. Cada día diagnostican más casos, pero eso no es lo grave, lo terrible es que cada vez hay más jóvenes atentando contra su vida. Ante esto el llamado es urgente, que los padres vuelvan a conectarse con sus hijos, a escucharlos y contenerlos, a estar PRESENTES en cuerpo, mente y emoción. Pero, ¿qué está pasando?, ¿qué hacemos con nuestros hijos? o más bien, ¿qué hacemos como padres?

El Pediatra Enrique Orchansky explica que lo que ha cambiado no son los hijos, “lo que ha cambiado estructuralmente son las familias, ya que son familias ensambladas con nuevos criterios, nuevos códigos, nuevas formas de vinculación”, señala el especialista. Ello, debido a que la tecnología nos ha afectado de sobremanera la forma de vida, actualmente “la conexión de aparatos electrónicos ha cambiado la forma de hablar, los horarios de los chicos, ha cambiado la forma de dormir, de comer, claramente los chicos son los mismos, pero los ritmos son distintos”, dice.

La nueva forma de vida es tan rápida que no alcanzamos a procesar cada acto, no logramos tomar consciencia de hechos importantes, de situaciones importantes y necesarias para el ser humano. El problema clave es que “hemos perdido rituales, por ejemplo, los chicos ya no comen, sino que cargan combustible, un niño cualquiera se levanta a las 6am, no desayuna porque odia el desayuno tan temprano y en ayuno pleno se sube a un transporte que se demora media hora en llegar al colegio y trata de aprender lo que puede. Luego, a las 10am desayuna un pedazo de pan u otra cosa, y los que almuerzan en el colegio, hacen que comen porque juegan se tiran el pan y hacen lío. Terminan el colegio entre 3pm o 4pm y ahí van donde los padres quieren que vayan para ser felices, juegan tenis, natación, ballet o cualquier otra actividad. Luego a las 7:30pm tiene que hacer la tarea, a las 8 30 empieza la novela, y el padre nunca apaga la computadora porque tiene que seguir trabajando, y a las 10pm el chico se duerme encima de la mesa, y al otro día tiene que empezar de nuevo. Y los fines de semana son mentira, porque la semana no termina nunca, entonces ¿cómo no van a ver chicos distintos si se ha perdido el ritmo de comunicación? Ellos prefieren chatear, quieren frases cortas, ideas breves. Entonces contar por chat lo que uno siente estamos llegando a límites bien complejos”, describe el pediatra. Por otra parte, “el padre trabaja todo el día y la madre también, donde el chico pasa a estar en manos de otro que no son los padres, entonces cuando demandamos límites, demandamos obediencia, nos miran como diciendo ¿y tú quién eres? Entonces la solución está en la mano de cada padre”, dice el especialista.

Ante esto sólo hay una solución, hacer frente a la necesidad de acompañar a nuestros hijos en su crecimiento, lo cual es fundamental, porque “nutrir no es sólo dar alimentos a un chico porque como decía Eduardo Galeano, ha pasado a ser más importante el vestido de la novia que el amor por el cual se casa”, describe el doctor.

ENRIQUE ORCHANSKY: PRESENCIA Y EJEMPLO PARA ENSEÑAR

Enrique Orchansky llegó a la conclusión después de 35 años de estudios de pediatría y pedagogía para darse cuenta que en realidad todo estaba resumido en lo que decía su abuela “se enseña con el ejemplo y qué lástima haber estudiado tanto para volver a la misma síntesis que desde hace años funcionaba muy bien”, dice el experto en la materia.

Los padres debemos entender que de nada sirve si no estamos presentes en la vida de nuestros hijos. No sirven los regalos, no sirve andar pidiendo disculpas por no haber estado con ese niño que va recorriendo etapas como si fuera un recorrido pre-armado o un surco que tienen que caminar. Por esto es urgente recuperar esas pasiones pérdidas para mostrarle nuestros hijos “que sí vale la pena vivir por cosas que nos emocionan.

Vale la pena de vez en cuando decir delante de los chicos, “me encanta esta vida que tengo, doy gracias por esto”, “me encanta mi trabajo”, “hoy ayudé a alguien”, “estoy estudiando y aprender es para siempre, no para rendir una materia, sino porque el conocimiento me libera y porque leer me transporta a un mundo que quizás nunca pueda acceder”. Esos mensajes esperanzadores están al alcance de cualquier persona.

No hace falta comprarles la Play 4 con todos los artefactos para que sean felices. Hay que trasladarles el por qué para cuando ellos armen sus propios proyectos no del “qué quiero hacer” sino del “quién quiero ser”, nos ejemplifica el pediatra y agrega que ellos “no están para cumplir nuestros sueños o deseos sino para que descubramos los deseos y sueños de ellos y los ayudemos a que los concreten”.

La calidad de vida que nosotros les estamos entregando a nuestros hijos es primordial, estar presentes, entregarles contención, protección, valoración, a través de rituales como sentarnos todos juntos en la mesa para compartir, conversar, para que se sientan parte de una comunidad.

Los niños “necesitan comer menos ravioles pero que se los de un familiar, comer con alguien. Alimentarse no es suficiente para llegar a estar sanos y fuertes; alimentarse es estar con alguien, compartir. La palabra comida tiene una raíz comú con comunidad, y la comida es la comunión que uno hace con un plato al medio. También los chicos mayores quieren mirar la cara de alguien y en lo posible la madre, el padre, una abuela, algún familiar con el cual sentirse en comunidad y sentirse a salvo. Eso es nutrirlos. Estamos frente a una epidemia muy feroz de soledad infantil”, finaliza el especialista Orchansky.

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